jueves, 11 de junio de 2009

ES IMPRESCINDIBLE REGRESAR...


Hay momentos en los que es mejor alejarse, separarse del mundo y de todo lo que te rodea.
No sólo física si no también mentalmente. Es imprescindible.
Apartarse de la gente, de miradas mentirosas, palabras miserables y gestos que no aportan nada.
Llega un momento en el que te cansas de toda la hipocresía y por qué no decirlo, la mierda que poco a poco te va cubriendo y decides decir BASTA, hasta aquí hemos llegado.
En ése momento te liberas y exhalas un suspiro que sustituye al grito que llevas ya mucho tiempo conteniendo.
Pero has decidido no gritar, para qué, si en ése instante crees que nadie va a oírte.
Te sientes pequeña y aunque lo intentas tenaz y concienzudamente no puedes crecer, o eso parece.
Te acomodas y dejas pasar la vida sin sacarle ni siquiera un minuto de provecho, total, no merece la pena…
Hasta que llega alguien, algo, una brisa de aire que te devuelve la consciencia perdida y despiertas.
Y recuerdas momentos buenos, personas aún mejores, sonrisas furtivas, abrazos escondidos, lágrimas de alegría, escritos que aún perduran y que lo harán siempre.
Te sorprendes mirándote al espejo y viendo cómo una leve sonrisa se va dibujando en tu rostro.
Descubres la manera de crecer, de sentirte grande, porque comprendes que al final merece la pena luchar para descubrir todo lo que te has estado perdiendo sin tú saberlo.
Ya nadie podrá pararte.
Te has marcado tu rumbo y nada conseguirá que te apartes de él, ésa será a partir de entonces tu meta.
De repente, nadie miente y si es así te da igual, porque por fin has encontrado tu verdad y te sientes tan bien por ello que ya ni siquiera te acuerdas de aquellas miradas mentirosas, ni de aquellos gestos que no te aportaban nada.
Ahora cada roce, palabra o expresión te aporta mucho, bueno y malo.
Y has decidido aprovecharte de ello para seguir creciendo.
Aprendes a recuperarte de las caídas sufridas en el camino, porque todas ellas te han llevado a donde estás ahora y sabes que volverías a caer si fuera necesario.
Sólo así seguirías aprendiendo.
Empiezas a quererte, a confiar en ti y consigues que los demás te vean por fin como eres, como has sido siempre antes de esconderte…
Y decides regresar, porque es imprescindible.
Porque descubres que al final del camino siempre hay una puerta abierta y que merece la pena luchar por llegar hasta ella.
Yo lo he hecho y he aprendido mucho.
Os lo recomiendo.
Sinceramente.

Miren Garcia.