lunes, 29 de junio de 2009

EL LLANTO DE LA TIERRA





Subiendo por la ladera
que fué un bosque de quejigos
oí el llanto de la tierra
que lloraba por sus hijos.
Le pregunté su desdicha
por respuesta, me maldijo,
pues cómplice soy en vida
de lo que mi hermano hizo.
Pedí perdón a la tierra
en nombre de mis amigos;
raza humana sin consciencia
propia de cualquier ser vivo.
Más, juré sobre la arena
oscura del fuego maldito,
que llevaría su llanto
hasta su último enmigo.
Y de las cenizas negras
de aquel bosque de quejigos,
se levantará con fuerza
de nuevo otro Paraíso.